lunes, 22 de julio de 2013

Último fin de semana - Salvador de Bahía

Tengo esto abandonado; lo sé. Pero eso quiere decir sólo una cosa: he estado tan ocupada siendo feliz que no he tenido tiempo de pararme a escribir. :)

Como os conté, este fin de semana fuimos a Salvador de Bahía. Es la capital del estado de Bahía, en el noreste de Brasil. En ella viven cerca de 3 millones de personas. Está a unas 11 horas de Río en coche, y a 2 y media en avión. Allí nos quedamos en el hostal Galería 13 porque nos lo habían recomendado, que está en Pelourinho, el barrio más histórico y mejor cuidado. El hostal no está mal. Es muy acogedor (tiene suelo y techos de madera). El inconveniente es que el dueño es un poco prepotente y las zonas comunes bastante pequeñas. Por lo demás, también lo puedo recomendar. 

Salvador de Bahía
Salvador es precioso. Tiene muchísima arquitectura colonial, los edificios son esplendorosos. ¿El problema cuál es? Que sólo la zona turística está limpia y cuidada. El resto de la ciudad es suciedad, desorden, abandono y desastre. En el barrio de Pelourinho, TODOS  los edificios que están en el paseo marítimo están abandonados y en ellos viven personas sin casa y adictos al crack, que es algo de lo más común aquí. Nunca había visto tanta gente durmiendo en la calle y tantos drogadictos en un lugar (incluso niños). La policía patrulla durante todo el día, y te encuentras a un agente en cada esquina. El mismo día que llegamos, íbamos a coger una calle y la gente de un bar cercano empezó a gritarnos que no podíamos ir por allí porque era muy peligroso (después, en taxi, sí fuimos por esa calle y, efectivamente, era peligrosa). En fin, que Salvador es sólo un pequeño reflejo de la desigualdad en el país. Los hoteles más prestigiosos están junto a casas humildes y barrios de drogadictos. 



La noche que llegamos nos acercamos a otro barrio, Rio Vermelho, que es donde más marcha nocturna hay. Es una especie de La Latina madrileña, me recordó mucho a España. La gente llenaba las terrazas de la calle, a pesar de que había estado lloviendo y seguía bastante nublado. Tomamos algo en una de ellas y después, para suerte mía, fuimos a bailar salsa!!! Sí, aquí también bailan!!! El lugar se llamaba Sunrise y tenía música en vivo de una banda bastante buena. Estuvimos bailando mucho rato. Para los salseros que me leáis: no, la gente no baila muy bien salsa. Los brasileiros en si saben moverse bien, así que dan el pego. En el local sólo había 3 chicos que sabían bailar debidamente, pero el ambiente era muy bueno. 
Salseando en Salvador :)

A todos los lugares se puede llegar en taxi, son bastante baratos. El precio se puede fijar antes (si sabes bien cuánto puede costar) o pedir que te den uno con taxímetro, si crees que regateando vas a salir perdiendo.

Al día siguiente fuimos a explorar un poco la ciudad y nos dirigimos al mercado modelo para comprar algunos souvenirs. Hay un ascensor que cuesta 15 centavos y sirve para conectar el Pelourinho con la zona del muelle. Por distancia, se puede ir caminando perfectamente. Mi compañera de viaje y yo fuimos a ello, y a medio camino nos dimos la vuelta y comprendimos la razón de ser del elevador. La calle por la que íbamos a pasar, aunque era muy amplía y junto al paseo marítimo, estaba llena de drogadictos (todos los edificios del lugar, como dije antes, abandonados). Así que volvimos al ascensor, que era bastante más seguro. Lo usan muchísimas personas. Después del mercado, nos apuntamos a un tour de 2 horas que ofrecía el hostal. El guía era de Salvador y nos contó bastante curiosas. El tour no era muy bueno, bastante básico y no nos enseñó nada que no pudiéramos ver nosotros mismos. La parte positiva fue conocer a las demás personas del tour y al guía. Como curiosidad, contaros que la ciudad tiene 365 iglesias, uno de los lugares con mayor número del mundo. La religión más practicada es el camdomblé, de origen africano. Como casi todas las religiones de los lugares colonizados, ésta también tiene matices impregnados de catolicismo (a pesar de que, hasta hace poco, fue religión prohibida). El guía nos contó que la capoeira también estaba censurada hasta los años 50. Curioso, ¿verdad? Cuando acabó el mini tour nos encontramos con una batucada en plena calle. En Salvador se respira arte por todas las calles. 

Praça de Ça, Pelourinho
Por la tarde nos juntamos con las personas que conocimos en el hostal (qué maravilla de invento esto de los hostales!) para ir a un festival de jazz que se celebraba en el Museo de Arte Moderno.  Por 6 reales (unos 2 euros) asistimos a un concierto bastante bueno y en un ambiente inmejorable.

Festival de Jazz. Museo de Arte Moderno
Más tarde, volvimos a la zona de nuestro hostal a buscar un concierto de samba que nos habían dicho que era esa misma noche. Nos equivocamos de lugar y entramos en un concierto de hip hop que no estaba nada mal. Un rato después encontramos la samba y allí nosi invitaron a ir a una discoteca cercana que era gratis, así que nos dirigimos todos para allá. Para mi sorpresa, era una discoteca de dancehall y reggae (mi música preferida después de la salsa). Estuvimos bailando hasta cerca de las 2 de la mañana y conocimos la comunidad rasta que había por la zona. ¿¿Quién me iba a decir que iría a Salvador para bailar salsa y dancehall??

Compañeros de hostel, gente incréible
El domingo lo tomamos con tranquilidad. Fuimos al barrio de Barra y estuvimos todo el día en la playa. La playa no tiene nada de especial. Es donde va todo el mundo de la ciudad (y eso que nosotras anduvimos un rato para encontrar alguna un poco más lejana). Está bastante sucia y las corrientes son un poco peligrosas. Nos contaron que había muchas otras playas preciosas pero estaban demasiado lejos como para ir hasta allí teniendo tan poco tiempo. 

Por la tarde, nos ocurrió una de esas cosas que te hacen reasegurarte de que la vida tiene sus razones y de que no existen las casualidades. Estábamos en el hostal, preparándonos para ir a cenar, cuando entró el dueño del hotel en la habitación para enseñársela a un nuevo compañero de habitación. Y, ¿¡¿quién creéis que era?!?! El irlandés que encontré el fin de semana anterior en Ilha Grande, en otro hostal!!! Entre todas las ciudades, momentos y hostales que existen, la vida nos lo volvía a poner en nuestro camino. Increíble! Fuimos a cenar con él y a tomar unas cervezas en un lugar donde había música en vivo en la calle. 

Batucada na Rúa, Salvador
Salvador es sinónimo de arte, cultura y música en todas sus expresiones y de la mejor calidad. La gente, como todos los brasileiros en general, son las personas más amables que he conocido. Da igual su edad o sexo, cualquier persona que te encuentras te ayuda, te habla, te cuenta su vida. Uno de los días entramos a una tienda de música a buscar libros de partitura. El dueño nos intentó ayudar (no tenía) y empezó a hablar con nosotras. Acabó tocándonos 5 canciones con una guitarra dentro de la misma tienda y transmitiéndonos esa alegría de vivir, esa humildad y generosidad que caracteríza al país entero. ¡Cuánto tenemos que aprender de ellos!!



  El domingo por la noche ya teníamos que irnos. Me fui con pena porque me habría encantado quedarme más días, pero feliz de haber conocido un lugar con tanto encanto y haberme encontrado con personas tan increíbles. ¡Viva la vida!

1 comentario:

  1. holaaa te encontreen hacesfalta.com, estoy buscando desde hace tiempo hacer un voluntariado de larga duracion 1 año o mas pero claro de tanto tiempo necesito que sea barato .
    puedes mandarme informacion a juandhuelva@gmail.com
    gracias

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